La entrada en vigor del Plan de Revisión de Infraestructuras
Educativas (PRIE), que se activó tras el doble incidente de derrumbamiento de
techo en el colegio Luis Vives de Valencia en 2012 que requirió la
actuación de los bomberos, ha dado a conocer que uno de cada cuatro centros
escolares de la Comunidad Valenciana que se han inspeccionado el año pasado
presentan deficiencias estructurales y daños que pueden afectar a la cubierta,
instalaciones eléctricas y calefacción, deterioro de cerramientos exteriores y
barreras arquitectónicas.
En este sentido, la Consejería de Educación, Cultura y
Deporte ha informado a Levante-EMV que dentro de la segunda fase del
plan que contemplaba revisar los centros escolares con más de 40
años se han inspeccionado un total de 396 instalaciones (202 de Valencia,
119 de Alicante y 75 de Castellón).
Del total de revisiones realizadas en ambos grupos de
instalaciones los edificios cuadragenarios y los que todavía no lo son se ha
observado que al menos 170 requieren una actuación «para garantizar su
estabilidad y seguridad», referidas sobre todo a deficiencias detectadas en la
instalación eléctrica. Y en este sentido, la lacónica información de la
conselleria indica que esas 170 actuaciones «se han puesto en marcha», pero no
se precisa qué dotación económica se necesitará para realizarlas, ni tampoco se
facilita información sobre el estado en el que se encuentran esas «necesarias»
170 obras de mantenimiento para garantizar la seguridad de los centros.
Las tres fases del PRIE (Plan de Revisión de
Infraestructuras Educativas)
La primera fase del PRIE que entró en vigor el 1 de enero de 2013 contemplaba la ejecución de 120 obras de reparación y mantenimiento de los centros.
La segunda incluía la revisión de los edificios más antiguos.
La tercera aludía a las actuaciones urgentes que se cifraron
112 aunque en febrero de este año solo habían finalizado 39 de las
prioritarias.
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